Esta crisis trajo dificultades y angustias en todos los sentidos imaginables. La carga financiera de COVID-19 en el país, pero especialmente en los neoyorquinos, fue y sigue siendo devastadora y las más de 14.000 personas a las que servimos todavía necesitan su ayuda. En respuesta a los cambios que veían en el mundo, nuestro equipo trabajó día y noche para adaptar nuestros servicios esenciales para que pudiéramos seguir proporcionándolos de forma virtual. Además, respondimos a las nuevas necesidades de nuestra comunidad en tiempo real ampliando la comunicación esencial en torno a problemas críticos como la moratoria de desalojo y expansiones a la elegibilidad del seguro de desempleo. También hemos creado nuestra propia línea directa para mejor apoyar a los miembros de nuestra comunidad con emergencias no relacionadas con la salud y abrimos una despensa de alimentos para garantizar que todos los miembros de la comunidad puedan acceder al apoyo económico crítico para satisfacer sus necesidades básicas de inmediato.